¿Merece la pena rootear el teléfono?

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Rootear o no rootear, esa es la cuestión…

Una de las primeras preguntas que se hace cualquier usuario Android es, con toda probabilidad, relativa a la conveniencia de rootear o no el terminal.

Para los pocos que no lo sepan, rootear un teléfono consiste en adquirir permisos de superusuario en el sistema, lo cual permite la modificación de parámetros de configuración del mismo y/o la instalación de software de administración, de igual manera que ocurre cuando accedemos como usuario administrador a un sistema Windows o hacemos el jailbreak en un iphone.

Así, cuando conseguimos permisos de administrador, que se consiguen más o menos fácilmente dependiendo del modelo concreto de terminal, podemos acceder a todos los archivos y configuraciones del sistema y modificarlos, lo cual puede resultar peligroso si desconocemos los parámetros que estamos modificando.

No obstante, y pese a que siempre existe un riesgo latente de brickeo, los modelos modernos son muy resistentes y las posibilidades de modificar algo que realmente no tenga remedio son realmente escasas.

Los usuarios a los que gusta instalar ROMs cocinadas pueden usar dichos permisos de superusuario para realizar backups de los programas o de sus configuraciones antes de instalar una nueva ROM, restaurándolos después, lo que minimiza el tiempo de configuración cada vez que instalan una nueva versión de su ROM favorita o prueban una nueva.

Sin embargo, y pese a que el rooteo del terminal tiene sus ventajas, también tiene sus inconvenientes, entre los que destaca que la mayor parte de los fabricantes dan por expirada la garantía del dispositivo si descubren que éste ha sido rooteado.

De igual manera, al instalar un programa que utilice permisos de superusuario, debe tenerse en cuenta que el programa puede acceder a cualquier archivo del sistema o a cualquier configuración, pese a que el market no nos advierta de ello al instalarlo, ya que los permisos normales no son de aplicación para este tipo de programas, que acceden usando una puerta trasera no contemplada oficialmente por Google.

Así pues, el usuario debería tener en cuenta si realmente el uso que va a hacer del terminal requiere que lo rootee o no antes de hacerlo, teniendo en cuenta que no siempre es posible deshacer el rooteo.

Y tú, ¿has rooteado tu terminal? ¿Por qué?

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