Smartwatch autónomo vs smartwatch dependiente: Samsung Gear S vs Android Wear

¿Qué tiene que ofrecer un smartwatch autónomo como el Gear S frente a uno dependiente del móvil como cualquier reloj Android Wear? Lo analizamos.

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No es ningún secreto el hecho de que a mí me encanten los smartwatch (sí, éste es un post personal): he ido relatando en este blog desde mi experiencia con el primer smartwatch de Sony (segundo en realidad) además de con el primer Android Wear, acumulando ya unos cuantos artículos con todo lo que hay que saber sobre el sistema operativo de Google adaptado a relojes inteligentes. Por eso no resulta extraño que me picase el gusanillo por ir un poco más allá y dar el salto a un reloj más autónomo, habiendo optado por adquirir un Samsung Gear S. No, el Apple Watch no entraba en mis planes (tengo ganas de trastear con él, pero no me lo compraría a las primeras de cambio), pero sí que quería probar el smartwatch más inteligente del fabricante por excelencia en Android.

Samsung Gear S vs Android Wear

Decir que acudía al Samsung Gear S con mil reticencias no asombraría a nadie, porque así es como encendí por primera vez este reloj: ¿podría sustituir a mi LG G Watch? ¿Me ofrecería la experiencia que buscaba en un reloj inteligente? ¿El gasto extra en el dispositivo justificaba ese uso autónomo que se le supone? ¿Es un capricho o realmente apunta a un uso razonable que pueda amortizar el coste? Es lógico acudir con reticencias a un producto nuevo, y también es lógico que algunas se esfumen y que otras, por desgracia, sigan ahí. Además de que han aparecido nuevas dudas que me han llevado a escribir este artículo comparativo entre sistemas y modelos concretos.

Dejemos claro algo: como bien ha comentado mi compañero Samuel en más de una ocasión, y sé que es su opinión personal (que comparto en según qué puntos), los smartwatch están demasiado verdes. En general, no hay ninguno que haya madurado lo suficiente como para decir: «cómprate éste, que te va a solucionar la vida». Ni el Samsung Gear S ni el Apple Watch: todos pecan de «dudosa» utilidad, mínima batería, poca capacidad de almacenamiento y de un exceso de sensores que, en la mayor parte de las veces, ni se van a utilizar (o, si se utilizan, acabas echando en falta alguno que tu reloj no tiene). Pero claro, cuanto más se usan más aprecio se les agarra, llegando a ser compañeros inseparables. Puedo decirlo: no sé salir de casa sin llevar el reloj atado a la muñeca izquierda.

Primer acercamiento a un reloj autónomo

Samsung Gear S vs Android Wear

Esto es lo que promete Samsung con su Gear S: que puedas salir con el reloj dejando el móvil en casa. Pero, nada más empezar, has de emparejarlo con el teléfono para que funcione, debiendo usar uno que sea Samsung (las exclusividades absurdas de siempre). Después de que se actualice, se emparejen aplicaciones, sepas cómo funciona… te enfrentas a la primera duda: ¿insertar una SIM en el reloj o dejarlo independiente aprovechando su autonomía? Hemos venido a jugar, segunda sim «p’adentro».

Aclaremos: de dispositivo independiente nada, porque siempre vas a necesitar el móvil para la mayor parte de acciones. ¿Recibir el aviso de un tweet? Al móvil a responder. ¿Un correo? Vale, tienes una app de correo, pero no es demasiado cómoda. ¿Salir a hacer deporte? Perfecto, su GPS autónomo es imprescindible. Pero claro, usa S-Health o, como mucho, Nike+: como utilices otra aplicación deportiva estás fuera.

Aunque el Samsung Gear S se venda como «independiente», en la realidad no lo es tanto.

Puedes hacer llamadas, recibes las notificaciones del teléfono enlazado incluso aunque lo dejes en casa, puede conectarse a la red WiFi, tiene su GPS, mide el ejercicio de manera automática… Ofrece muchas más funciones de las habituales en Android Wear teniendo mayor libertad, aplicaciones más completas (de forma genérica, aunque hay muchas menos) y quedando todas sus apps y funciones mil veces más accesibles. La interfaz de Tizen no es la panacea y muchas veces se echa en falta la sencillez de Android Wear pero, a mi parecer, ofrece mejor experiencia de uso avanzado. Y, al fin y al cabo, es lo que se espera del Samsung Gear S.

El Samsung Gear S es mejor en…

Ya he dicho que la sensación general es que el Gear S ofrece una mayor libertad al usuario y la sensación de que el smartwatch es mucho más inteligente, pudiendo usarse incluso sin el teléfono cerca. Si hiciéramos eso con un Android Wear deberíamos casi limitarnos al reloj y a la brújula, por lo que la experiencia es notablemente distinta. Además…

Samsung Gear S vs Android Wear

Poder llamar o responder las llamadas sin sacar el teléfono o sin tenerlo es algo que, una vez se prueba, resulta muy difícil afirmar que no tiene utilidad. Igual que enviar SMS (si se utilizan) o poder usar un teclado para responder o escribir cualquier cosa. S-Voice ofrece muy buen reconocimiento de voz y, en general, el Samsung Gear S se complementa muy bien con los móviles Samsung. Sobre todo con Note 4, Samsung Galaxy S6 y similares.

El uso deportivo alcanza otro nivel en el Gear S. Falta que aplicaciones de terceros saquen versiones compatibles para el uso autónomo, pero Nike+ ya ofrece un buen soporte a runners, bikers, deportes al aire libre y a cubierto similares. El propio Nike+ es compatible ya con S Health, por lo que debería sincronizarse bien con él. Además, en el reloj tenemos un sensor UV para comprobar la radiación antes de salir a correr y el pertinente sensor de ritmo cardíaco. Aunque, según mi experiencia, este último no es demasiado preciso.

Es cierto que hay Android Wear que tienen sensor cardíaco, alguno también GPS… Pero resulta casi imposible que se combine todo en uno. También el diseño del Samsung Gear S es muy ergonómico, moviéndose en la muñeca mucho menos que cualquiera de los Android Wear. Es cierto que abulta algo más que la mayoría pero, a mi parecer, no resulta incómodo.

El Samsung Gear S es peor en…

Samsung Gear S vs Android Wear

Existen multitud de pequeños errores que se hacen incomprensibles, sobre todo para una marca con la experiencia que ya tiene Samsung. Por ejemplo: ¿cómo es que no tiene un control de reproducción generalizado? Una de las mejores funciones de un smartwatch es manejar la música mientras se reproduce en el móvil, algo casi imposible de conseguir en el Gear S si no usas el reproductor de Samsung. Los errores de sincronización con las notificaciones también son abundantes, quedando muchas sin saltar al reloj a pesar de llegar al móvil. ¿Y responderlas desde el Gear S? Misión imposible. Aunque eso sí: el gestor de notificaciones es mucho más práctico que el de Android Wear: puedes comprobarlas todas de un vistazo sin tener que ir moviendo tarjetas (Google, eso es un engorro).

Cuesta un poco hacerse a la interfaz de Tizen, pero acaba siendo bastante intuitiva.

Que sólo sea compatible con Samsung es otro de esos errores absurdos. Igual que, obviamente, las aplicaciones estén sólo en la tienda Samsung Apps (tampoco he buscado mucho en la Play Store). Los modos de uso dependiendo de si se tiene o no tarjeta SIM insertada podrían evolucionarse bastante más, permitiendo que, si se posee un segundo número, también salten las llamadas aunque esté el reloj emparejado por Bluetooth al móvil (sólo se recogen las llamadas al número principal).

Otro de los grandes inconvenientes es el hecho de que Tizen es minoritario. Por lo que, como es lógico, el nivel de aplicaciones disponibles no es tan alto como el de Android Wear, careciendo también del mismo nivel de actualizaciones. Aunque, al menos en lo que respecta a uso como smartwatch, no puedo decir que no haya donde elegir.

Valoraciones finales

Si los smartwatch no están demasiado generalizados, los relojes inteligentes y autónomos lo están menos. De ahí que de los segundos haya menos donde elegir, encontrándonos actualmente con este Samsung Gear S o con el LG Urbane LTE. El uso del reloj como teléfono es aún poco cómodo, aunque puede sacarnos de más de un apuro. Y la necesidad de disponer de apps compatibles para escribir en redes sociales o utilizar la mensajería instantánea hace que tengan poco de autónomos, debiendo recurrir en última instancia al teléfono. ¿Enviar un WhatsApp desde el reloj? Imposible: al menos Android Wear nos deja responderlos…

No voy a negar que me encanta el Samsung Gear S. Más allá de los usos contrastables con Android Wear, se trata de un dispositivo muy atractivo. Su pantalla es una maravilla, así como el hecho de poder salir a correr sin llevar más que el reloj. Resistente al agua, con teléfono, con una buena sensación de acabados y materiales… No hay duda: es un «cacharro» para geeks que quieren estar a la última. Aunque esa última no se traduzca, necesariamente, en ese smartwatch que realmente nos haga dejar el móvil en casa.

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