Solo Samsung Galaxy Note consigue fidelizar al usuario en Android

Es curioso, muy curioso como detrás de tantas marcas en Android y ver la cantidad de terminales existentes que se venden solo un par de marcas pueden seguir diciendo que ganan dinero con los terminales. Lo más recurrido es pensar que hay algo en ese cadena que no termina de funcionar, algo que hace que pese a un gran año, la compañía no consiga establecerse del todo o su nuevo dispositivo no consiga venderse en la calle. En muchos casos es culpa de la propia marca, alejándose de diseños icónicos y apostando cada generación por algo diferente que acaba confundiendo al usuario y eso no ayuda nada a su desarrollo posterior.

Si hablamos de mala gestión se me vienen a la cabeza casos como los de LG antes de apostar por la línea G en incluso Sony hasta la entrada de Kaz Hirai como CEO. Inconsistencia frente a un mercado muy saturado que impide establecer una imagen de marca y que el usuario normal identifique los diseños, en este caso Samsung, con todas sus carencias, acierta de pleno. Hace todos los terminales iguales, los promociona sin dejar muy claro su gama y con un naming similar en todos. Resultado: Es el fabricante que más vende, con mucha diferencia.

Sin embargo, haciendo un repaso por todos estos años atrás hay algo curioso que quizá no nos hemos dado cuenta y de lo que hemos sido testigos. Samsung presentó un terminal en 2011 diferente, tachado de aberración por sus 5.3 pulgadas y con un curioso stylus que hizo estremecer las pieles de los fanboys recordando aquella famosa Keynote del iPhone y su «Who wants a stylus?». Aún con todo, el terminal consiguió asentarse en el mercado y ahora es una de los más esperados y vendidos de Android, desplazando incluso al flagship de la compañía, el Galaxy S, hasta un lugar mucho más residual paulatinamente. De hecho si vemos y analizamos todos los Galaxy Note que ha habido  hasta la fecha no advertimos una gran evolución en sus líneas, que se mantienen férreas desde el original, sufriendo ligeros toques en los materiales y grosores, evoluciones lógica sin perder la esencia de abanderado de la reducción del espacio respecto a su pantalla en un dispositivo.

Por mi manos ha pasado el Galaxy Note 2 y el Note 3, grandiosos terminales que me ganaron por su batería y su buen hacer, haciéndome que me plantee volver a el varias veces a lo largo de mi trayectoria geek. A resumidas cuentas, si hablamos del iPhone como una revolución en su momento por crear los smartphones que hoy conocemos, no podemos sumarnos menos al Note, que es el creador de lo que hoy conocemos como phablet – término bastante absurdo- y por ello, igualmente transgresor.

Hay una norma dentro de esta categoría : «Quién prueba un Galaxy Note ya no quiere volver a pantallas pequeñas». Pues bien, en mi caso no se cumple pero soy un ser un tanto especial y amante de las pantallas comedidas en mi uso cotidiano pero he decir que si tuviera que elegir un terminal diferente iría a por el Note, seguro. Hay terminales en el mercado muy bonitos: HTC One M8, Xperia Z3 o Galaxy Alpha, sin embargo, las 5.7 pulgadas de este dispositivo se han hecho un hueco tan importante en el mercado que es capaz de arrastrar millones de personas año tras año. Su atractivo no se ciñe solo a un par de cosas y es capaz de que usuarios muy exigentes en la fotografía pasen de puntillas sobre su pobre cámara y lo adquieran por otros valores añadidos que tiene, como la batería o el software dedicado al pen. El Samsung Galaxy Note consigue fidelizar gracias a una serie de valores que ha conseguido invertir en su dispositivo.

¿Qué pensáis del Note? ¿Es el dispositivo icónico que nos muestran sus cifras?