EDITORIAL: ¿mayor tamaño de pantalla o mejor resolución?

Nos suelen hacer muchas preguntas siempre que comparamos teléfonos móviles que son aparentemente similares (ya sea por prestaciones o por precio), y muchas de esas cuestiones suelen estar relacionadas con la pantalla. Obviamente, es un elemento que hay que tener en consideración a la hora de adquirir cualquier smartphone, y lo es por varias razones: primero, porque es lo que más consume en el teléfono, por lo que la autonomía final dependerá en gran medida del tamaño en pulgadas de la pantalla; segundo, porque, al ser un dispositivo táctil, si disponemos de mayor superficie de contacto también nos será más sencillo interactuar con él; y tercero, porque aquí entran en lucha los gustos particulares del usuario, existiendo aquel que se encuentra cómodo con un máximo de 4,5 pulgadas y el que prefiere disponer de un tabletófono con todas sus letras. Ahora bien, también influye un aspecto general que hay que tener en consideración: la resolución de la pantalla.

Solemos recomendar aquellas que poseen una mayor densidad de pantalla (DPI), un número que no es más que la relación entre el tamaño del panel y su resolución. Aquí entrarían los dos factores en lucha, siendo más conveniente, como ya hemos mencionado, que un móvil disponga de un DPI más alto. Ahora bien: puede darse el caso de que la pantalla sea mínima y su resolución inmensa, ocurriendo lo mismo en caso contrario. En ambas posibilidades, la relación de DPI estaría equilibrada, pero no tanto las dimensiones finales del dispositivo en cuestión. Entonces, ¿es mejor un mayor tamaño de pantalla o una mayor resolución de la misma? Veamos.

Está claro que la tendencia actual en el terreno de los teléfonos móviles es que las pantallas sean cada vez más grandes, aumentándose también su resolución. En los smartphones de gama alta, tenemos que ambas cifras tienden a ser lo más altas posible, estando dentro de las 5 pulgadas y Full HD (1080×1920 píxeles de media) sus características generales. Aunque, como siempre decimos, son pocos los usuarios que pueden acceder a uno de estos teléfonos, por lo que siempre hay que darle prioridad a un factor para ceder en el otro. En este sentido, nosotros consideramos que siempre suele ser más acertada la elección de una mejor resolución, no en vano el móvil tendrá una mayor garantía de futuro. Al fin y al cabo, las aplicaciones y juegos demandan cada vez mayor potencia gráfica, por lo que nos aseguraremos de que, al menos, veremos las imágenes con la calidad que se merecen (siempre que también acompañe el hardware de procesamiento, por supuesto).

Evidentemente, cuanto mayor es una pantalla mejor resolución necesita para que los iconos y las imágenes se vean detallados. En una tablet se nota a la legua cuando dicha resolución baja de los 720p, aunque no es tan apreciable en la pantalla de un móvil. Si el móvil dispone de una pantalla ligeramente pequeña, tampoco tiene sentido una resolución demasiado grande. Algo que sí se nota cuando aumentan las pulgadas, claro, demandando una mayor resolución. Como hemos dicho, siempre preferiremos mayor cantidad de esta resolución, pero no hay que engañarse: el Full HD tampoco da mejores sensaciones a la vista, notándose poca ganancia de calidad en cuanto usamos el móvil durante un rato. Sí que lo apreciaremos cuando volvamos a una pantalla de menor resolución, siendo más flagrante conforme descendemos del «límite» de los 1024 píxeles en vertical. No se puede decir que nos impida usar el teléfono para lo más básico, como pudieran ser las redes sociales, el WhatsApp o juegos sencillos del estilo de Candy Crush Saga, pero sí que lo vamos a notar en cuanto exprimamos las capacidades gráficas del software que la Google Play Store pone a nuestra disposición.

Como esto es un artículo de opinión, vamos a dar lo que son nuestras reglas de calidad previas a la hora de mirar un smartphone; siempre ateniéndonos a estos dos valores de la pantalla: su tamaño y su resolución. Las dimensiones más adecuadas del panel no deberían de bajar de las 4,5 pulgadas, estando lo deseable en las 5. Evidentemente, cuanto menos marcos tenga el teléfono mejor; además de que hay que considerar el tamaño de nuestras manos y la comodidad del uso final. En cuanto a resolución… Los 720p (720×1280 píxeles) es la resolución mínima para un móvil de calidad, no siendo deseable bajar de esta cifra. El Full HD tampoco aporta una mejora exagerada, aunque bien es cierto que, como hemos dicho, supone una característica que añade más futuro a nuestro dispositivo.

La resolución y el tamaño no son los únicos valores que indican calidad en la pantalla de un móvil, seguro que muchos estaréis a punto de escribir vuestros comentarios haciendo mención a otros detalles igual de importantes. El tipo de panel (TFT, LCD, AMOLED…), si dispone o no de IPS, los ángulos de visión, la potencia de su retroiluminación, el número de puntos sensibles al tacto para su digitalizador, que disponga o no de Corning Gorilla Glass… Detalles propios de la pantalla o que rodean su función de mostrar las imágenes, aunque siempre sean minoritarios a la hora de destacar en una hoja de características. Según nuestra propia experiencia, no sirve de nada un tamaño grande para la pantalla si no viene acompañado de una buena resolución, influyendo más el segundo aspecto en la calidad visual del dispositivo que el primero. Hemos analizado móviles económicos que han apostado por una resolución decente y se veían bien, ocurriendo lo contrario en cuanto se apuesta por un panel grande sin elevar los DPI. Resolución suele ser mejor, aunque estemos cayendo ya en lo absurdo. ¿En serio necesitamos más de Full HD para una pantalla de 5 pulgadas?

¿Qué opináis vosotros? ¿Por cuál aspecto os decantáis? Ya sabéis: apuntadlo en los comentarios.